In Alcaldesa, Fiestas y Festejos, Mayte

El periodista y escritor Manuel Valero hizo una llamada a vivir estos días de mayo con la mesura precisa y el mejor tiento en un emotivo pregón de feria dedicado a su madre y cargado de reflexiones personales de lo que fue y es esta ciudad.  

Mayte Fernández hizo entrega de una placa al pregonero, que fue presentado por su antecesor, el historiador, Modesto Arias. La propia alcaldesa calificó al pregón como un reflejo de lo que somos, de lo divino, de lo humano, de la reflexión, de la sociedad y de la democracia Un acto inaugural en el Auditorio Municipal que concluyó con el concierto del violinista Alexander Sivukha.

Un pregón al que asistieron, entre otros, la diputada nacional, Isabel Rodríguez, el director provincial de fomento, Casto Sánchez, la directora de Repsol, Rosa Juárez, el director de Encasur, ediles de la Corporación Municipal, presidentes de la Cámara de Comercio y de la Federación de Empresarios, Fuerzas de Seguridad del Estado y representantes de colectivos.

Los tópicos

Valero acudió en su pregón al tópico de la ciudad de las dos mentiras, a la defensa de nuestra propia identidad y al mestizaje de una población que se ha construido entre todos. “Los ciudadanos, en nuestro caso, los puertollaneros.¿Somos dignos de la ciudad que tenemos o somos manifiestamente mejorables? Y, por supuesto,claro, son corresponsables de lo bueno y lo malo quienes nos gobiernan y quienes están empoderados democráticamente para la gestión pública”.

La alcaldesa entregó una placa al pregonero

La feria ya no es un hito

Valero dijo en el Auditorio que la Feria ya no es la misma del pasado siglo, “ni siquiera la de hace una década, y ese desvanecimiento pese a los esfuerzos de neutralizarlo, declina lentamente al compás del complejo mundo de hoy en el que los ciudadanos tenemos múltiples alternativas de ocio que son las alternativas de negocio de otros, a cualquier hora y en cualquier época del año. La Feria ya no es un hito.

Vivir la infancia en libertad

En la infancia de Manuel Valero, la Feria se repartía entre el Paseo de San Gregorio y El Bosque, y cinco duros -que eran un capital- duraban lo que dura el garbanzo en el cubilete del trilero. Eran tiempos de estrenar, de aguardar a los cacharros asombrosos y los caballitos de subir y bajar, de disparar escopetillas de plomo tan trucadas por el punto de mira que el perdigón podía volverse contra el tirador, de tratar de salir de un laberinto de cristal, de asistir a la decapitación de un hombre, de hacer la ola, de subir en avión, de escuchar las canciones de moda en los gigantescos bafles de las atracciones, de quitarle la escoba a la muerte del trenillo y ver si de ese modo nos ganábamos el primer beso adolescente, de contar los días que faltaban para la Feria y de entristecernos cuando los feriantes recogían los bártulos, montaban en sus caravanas y partían hacia otra ciudad, saltando de feria en feria y como en la canción de Serrat, siempre risueños con sus sueños y sus miserias.

A mí de niño eso me parecía la libertad: sin casa, sin hacienda, sin ataduras, como el caracol, todo a cuestas por el ancho mundo.

Ya por entonces no quedaba nada de la feria ganadera de Don Fulgencio Arias y siguientes, la de mi mocedad era una Feria presidida por la caseta de Calvo Sotelo, la gran ubre de la que vivíamos entonces y seguimos viviendo ahora, porque las renovables de farisaica gestión pasaron a mejor vida, tal vez esperando regresar, y junto con otras iniciativas darle a Puertollano otro empujón industrial que encienda de nuevo la bujía del Faro que fue. La Feria de mi niñez ya había cambiado con respecto a los mayos feriales de la niñez de nuestros padres y abuelos.

El nuevo Ferial

El entonces alcalde Ramón Fernández Espinosa proyectó y ejecutó a principio de los 80 el traslado de la Feria desde el Paseo de San Gregorio y el Bosque hasta el ferial que se iba a construir… como así se hizo. Pero la oposición consideraba que el traslado de la Feria de Mayo a las afueras de la ciudad supondría el principio del fin de la misma… como así no fue. En la nueva ubicación la Feria de Mayo conoció años gloriosos, de colores, olores y sabores y movidas como nunca antes.

Si hace apenas unos años comenzamos a barruntar el debilitamiento de la Feria de Mayo no fue por culpa de nadie, ni tan siquiera del presupuesto, sino también por culpa de los tiempos, que avanzan dos barbaridades, y ofrecen otras alternativas de divertimento, como fue, como es y cómo será siempre.

La ciudad que dejaremos en heredad

La ciudad que amamos y que en ocasiones maltratamos bien por el desacierto en la gobernación, bien por nuestro comportamiento incívico. El ayer nostálgico  no retornable, interesa mucho menos que el hoy y el ahora, como atalaya desde donde vislumbrar con claridad el futuro. Interesa, sí la ciudad que hemos heredado pero,sobre todo, interesa, y mucho la ciudad que dejaremos en heredad.   

El violinista Alexander Sivukha cerró el acto

Noticias relacionadas

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información sobre cookies.

ACEPTAR
Aviso de cookies
Programación de feria de mayo en casetasCorte de cinta inaugural